Cuando se asomó a la orilla del estanque, respiró
profundo, pero
no le gustó porque el agua tenía basuritas. Igual se
quedó encantado de haberse animado a respirar sobre la
manta verde del agua.
Siguió el camino hasta allá abajo, donde la tierra era la
nube, y bajó tan rápido, que no tuvo tiempo de nada.
Ahí hacía más frío, el aire dolía en los brazos y en la
cara, y sintió en las piernas que tenía que seguir
caminando. Empezó a escucharlo... seco. Golpes
secos.Lejos aún de la vista directa. Frío y golpes. Ahora
con un poco más de cuerpo, parecían cascadas. Cada
vez, sonaba mas fuerte, aun cuando ya los oídos le
zumbaban en el cuello... un ruido circular.
Se animó a mirar. Y fue como mirar para adentro...
golpes secos.Lo que duele. Ruido circular. Lo que no
cesa. Lo que ahorca. El dolor del ahogo seco. Y mudo.
Que no llora. Que no dice. Que duele. Mirar sin ojos.
Sentir. Sentir lo roto. Sentirse roto. El amor. La ternura.
La amenaza del suicidio. El tren. El abandono. La linda y
la fea. El odio por las balas. La Reina de las entrañas.La
muerte del abuelo. La hermanita.
profundo, pero
no le gustó porque el agua tenía basuritas. Igual se
quedó encantado de haberse animado a respirar sobre la
manta verde del agua.
Siguió el camino hasta allá abajo, donde la tierra era la
nube, y bajó tan rápido, que no tuvo tiempo de nada.
Ahí hacía más frío, el aire dolía en los brazos y en la
cara, y sintió en las piernas que tenía que seguir
caminando. Empezó a escucharlo... seco. Golpes
secos.Lejos aún de la vista directa. Frío y golpes. Ahora
con un poco más de cuerpo, parecían cascadas. Cada
vez, sonaba mas fuerte, aun cuando ya los oídos le
zumbaban en el cuello... un ruido circular.
Se animó a mirar. Y fue como mirar para adentro...
golpes secos.Lo que duele. Ruido circular. Lo que no
cesa. Lo que ahorca. El dolor del ahogo seco. Y mudo.
Que no llora. Que no dice. Que duele. Mirar sin ojos.
Sentir. Sentir lo roto. Sentirse roto. El amor. La ternura.
La amenaza del suicidio. El tren. El abandono. La linda y
la fea. El odio por las balas. La Reina de las entrañas.La
muerte del abuelo. La hermanita.
Despacio, por tanto peso, se agachó y metió la mano
derecha en el agua fría. Se estremeció su equilibrio.
Cuando la mano llegó a su boca, rozó a los peces que
caían de sus ojos.-
derecha en el agua fría. Se estremeció su equilibrio.
Cuando la mano llegó a su boca, rozó a los peces que
caían de sus ojos.-
maria
.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario