viernes, 23 de febrero de 2007

Para escucharla en serio...


A menudo los hijos, se nos parecen
así nos dan la primera satisfacción
esos que se menean con nuestros gestos
echando mano a cuento hay a su alrededor.

Esos loscos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que "por su bien hay que" domesticar.

Niño, deja ya de joder con la pelota
Niño, que eso no se dice, que eso no se hace
que eso no se toca...


Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
que le bastan nuestros cuentos
para dormir...

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran
que las agujas avancen en el reloj
que decidan por ellos, que se equivoquen
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

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