jueves, 8 de marzo de 2007

Dolor




Es el quiebre final,
el del quebranto
ya no quedan pedazos
por romper.
El abrazo se ha ido,
ya no quedan rincones
por doler.
Ya no fluyen los ríos
de la sangre,
en charcos se ha estancado,
se ha aquietado,
ya no hay dónde correr.

Es el quiebre final,
el cristal roto,
ya no quedan pedazos,
todo se ha convertido
en paredón:
ladrillo por ladrillo,
cerrado, alto y hosco
dá miedo el asomarse,
estremece el no ver.
Se ha agujereado el alma
densa, sola y viscosa:
no hay qué contener.

Es el quiebre final.
Es la caída atronadora
ya no quedan sucesos...
- los que alegran la piel-
Todo se ha degradado,
todo ha detenido esa furia salvaje
de la vida y la muerte...
Las ruinas vencen rostros,
los brazos enceguecen
de un temor aceitado.
Ya no quedan pedazos:
no hay qué sostener.

maria

.-.-.-.-.

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